jueves, 30 de diciembre de 2010

The Machu Pick Up Seminar


Unos días antes de irme a Peru oferté en el foro un pequeño seminario para ver si alguien se apuntaba, ya saben, siempre tratando de hacer un pequeño hustle a ver si me comía unos cebichitos, pero dado que nadie se apuntó lo único que pude hacer es decir Fuck it. El seminario igual iba por que iba, con la diferencia de que en vez de durar una tarde iba a durar 20 días, he iba a ser dictado por Mr. Hyde para Mr. Hyde.

Si eres un PUA que piensa viajar a Peru, espero que este post te ayude en alguna forma a hacer de tu experiencia en ese hermoso país algo que valga la pena repetir. Sin más demora, ponte cómodo, sintoniza la radio y déjame darte la bienvenida al Machu Pick Up Seminar.

Magia del caos: Mi primer día en Peru.

"Haz lo que quieras será toda la ley"

_ Aleister Crowley

Las mujeres son simplemente una proyección de tu Inner Game. Era mi primer día en Lima y ya estaba haciendo un fuckclose. Después de un largo día de skateboarding en el barrio de Miraflores llegué agotado a mi hotel. Ahora lo primero que quería hacer era cenar y hacerme una chela; al entrar a la cocina veo a un chino y a una gringa, la gringa estaba buena, así que como si fuera la que trabajaba en la cocina le pregunté en inglish:

Mr. Hyde: ¿Hey, que puedes cocinarme a esta hora de la noche?

Gringa: Nada, nadie trabaja aquí, tienes que prepararte tu propia comida

Mr. Hyde: Whatever

Gringa: jajajajaja

Después de eso la gringa me preguntó mi nombre y que hacia; a lo que respondí “stripper”. Ya tenía tres IOIs, así que le dije OK, pleasure to meet you, y me salí a fumar un tabaco al patio. Oh sorpresa la gringa me sigue y se sienta a lado. Todo estaba listo, lo único que debía hacer era no cagarla. Como el buen trick que sigo siendo le invite una cerveza.

Tuvimos una conversación interesante con harto cocky funny de lado y lado, que es tan raro encontrar en estos días. Mientras caminábamos por la calle hacia el hotel le estiré mi codo y le dije: “caminemos como en los viejos tiempos”. Ustedes saben cómo caminaban nuestros abuelos, con su chica agarrada de su brazo. A ella le encantó, después de dos minutos dije: “Mejor así” y le agarré la mano. Luego paré de caminar, la agarré del cuello y la besé. Al llegar al hotel, aunque estaba muy cansado quería cerrar con broche de oro.

Sin embargo… tenía un pequeño problema de tipo logístico. Estaba en una habitación compartida con un tipo de Guayaquil que conocí en el aeropuerto. La gringa, misma historia. Tenía que jugármelas. Abro la puerta y veo al tipo roncando como morsa. Me metí a la cama con Sera y ahí en silencio después de unos 8 freeze outs finalmente llegué al Waynapicchu jejeje. Si mi compañero se despertó o no debido a los gemidos, será un misterio que quedará registrado en los anales de la historia.

Dos días después, había acabado con todos los condones que había comprado para TODO el viaje. Fuck, me tomó 4 días recuperar mi libido. Al otro día ella quería que le acompañe a visitar unas ruinas, pero yo ya tenía mis planes. Carpe Diem baby. Le pedí su email y terminó dándome su celular, su mail, su facebook, la dirección de donde trabajaba y un beso en el cuello. Yo le dejé mi email en un papel, en el cual decía:

“This is your Mack Daddy email: xxxx@hotmail.com

Mi viaje tenía que continuar así que partí para Ica a un lugar llamado la Huacachina. Al otro día mientras caminaba de noche por la plaza, veo a lo lejos una silueta conocida. Era Sera!!! Había viajado 5 horas solo para verme. Al parecer me había estado escribiendo a mi correo y yo nada que contestaba. Lo único que sabía es que yo iba a estar ahí, no sabía nada más. Yo lo único que sabía es que la atracción no es una decisión.

La Huacachina: Inner Game en el desierto

La Huacachina es un oasis ubicado a cinco kilómetros al oeste de la ciudad de Ica. Este lugar era uno de los spots que tenían prioridad alta dentro de mi viaje, no tanto porque el lugar sea increíble, o por que puedas practicar sandboarding, o porque esté lleno de lindas turistas, sino porque es el mejor lugar que podría haber encontrado para estar solo.

La energía del desierto es muy diferente a la de cualquier otro lugar en donde puedas encontrar el silencio de la naturaleza. Estar en el medio de la nada, en un lugar en donde no crece ni un cactus, ayuda bastante a calmar el remolino de ideas con el que se vive día a día. Para los amantes de la soledad es el mejor lugar para buscar la paz mental. Dicen que los mejores jugadores de ajedrez son aquellos que tienen la habilidad de salirse del tablero y ver el Juego desde una perspectiva de espectador. En el tiempo que duró mi viaje, la Huacachina fue definitivamente el mejor espacio para salirme de mi tablero, resetear el CPU, poner en orden mis ideas y mi visión de las cosas para poder volver a mi vida ordinaria con un aire renovado.

Ahora, si al igual que yo, tienes tus dudas acerca de viajar solo, no te preocupes. La libertad que sientes al saber que es tu voluntad y nada más que tu voluntad la que mueve tus pasos, es una de las muchas ventajas que se obtiene cuando se sale de la zona de confort. Esto es lo que significa vivir en tu propia realidad. Y aun cuando todo lo que quieras es estar solo, siempre podrás encontrarte en el camino con chicas como Hana, una millonaria extravagante vestida siempre de negro que viaja por Sudamérica buscando un lugar en donde pasar sus días de retiro; o Fanny, una francesa que te enseñará al menos 4 formas de llegar a Machu Picchu por menos de 30 soles; o María, una arquitecta brasilera que viaja para poner sus prioridades en orden; o Ivanka, una bellísima rusa que por diez soles te dará el mejor masaje de espalda que el dinero peruano pueda pagar; o Sachi, Malena y Paty, unas cuzqueñas con quienes puedes hablar de música por horas; o Alix, una linda nerd francesa que después de una chela en el mirador más romántico de Cuzco te dirá “No way Jose” cuando trates de darle un beso; o Jhonatan, un cuzqueño que te llevará a los mejores spots para patinar y te mostrará el Cuzco underground que los turistas nunca verán. O Henriqueta, una noruega demasiado humilde para ser tan sabrosa. Todos viajeros, que al igual que yo, andaban solos en busca de algo y de los cuales podrás aprender un poco acerca de su forma de ver el mundo.

Del Cusco a Machu Picchu esto es una celebración

Después de visitar las líneas de Nazca y quedarme con la duda de si en mi vida voy a lograr algo que sea tan grande como para que dure a través de los siglos, me dirigí hacia Machu Picchu. En el bus de ida tuve la oportunidad de intercambiar unas palabras con un viejo curandero que vivía de la plomería, albañilería, manejaba trailers y unos 6 oficios más; el cual se fue dejándome el consejo de que trabaje duro y le entre a todo. Así que bien mandado llegué al Cuzco.

Cuzco es una ciudad muy hermosa. Como está prohibido construir edificios de más de 3 pisos, la ciudad tiene un mismo estilo que le da a uno la sensación de encontrarse en el centro histórico de Quito, pero hecho ciudad. La gente es muy amable, la comida es barata y lo mejor de todo es que puedes encontrar a nenas de todo el mundo haciendo turismo por las calles. Para la gente que le hace a la boarding, la ciudad cuenta con 3 skateparks y docenas de spots para patinar. A los que les gusta la cultura, Cuzco cuenta con gran variedad de museos, galerías de arte, teatros y un legado cultural tan grande que puede ser fácilmente percibido si te tomas más de 2 chelas con cualquier cuzqueño. Gracias a la boarding tuve la suerte de conocer a otro skater de la zona el cual me enseño la vida nocturna en la ciudad, la cual nunca para independientemente del día en que quieras joder vida. Gracias a este pata es que pude ver el lado del Cuzco que no se ve en las postales, el lado que solo la gente nativa de la zona aprecia y vive día a día. Si tuviese que definir a Cuzco en dos palabras estas serías: Sarge Paradise.

Al otro día zarpé para Ollantaytambo, me compré unas hojitas de coca en el mercado, tomé una combi para Piscocucho, y como hace 500 años lo hacían los chasquis del imperio Inca me puse a caminar por las vías del tren. Treinta kilometros a pie era mi propia forma de peregrinar y dar mi ofrenda a Dios por todas las bendiciones que recibí este año. Ahora, la gente que me conoce sabe que no soy una persona del tipo salvemos al planeta y comamos vegetariano, pero seis horas y 50 hojas de coca después podía sentir una comunión tan grande con las montañas de la sierra, con el río Urubamba y conmigo mismo que me dio la sensación de haber entrado en una especie de trance. La comunión sin embargo, duró hasta que se ocultó el sol y no se veía un carajo, la única iluminación que tenía era la linterna de mi celular y en la pantalla se leía “batería baja”. Y aunque hubo un poco de dudas, dado que al pedir información no puedes creer en la capacidad de cálculo de las personas que vas encontrando en el camino, nunca hubo miedo. Es cierto lo que decía el poema que leí en el Museo de la Hoja de coca: “El que camina con la coca nunca camina solo, camina con la Pacha”. Por suerte pude llegar pronto a Aguas Calientes, comprar mi ticket para Machu y meterme en las termales a lado de una rusa con unos senos gigantes ahhh! Son los pequeños detalles los que hacen que ame tanto estar vivo.

En Perú, estar en forma ayuda a ahorrar dinero. Cuatro horas de sueño y a levantarse cuatro de la mañana para de nuevo volver a caminar una hora hacia Machu Picchu (si no quieres pagar los 7 dólares que cuesta el bus de subida). Y aunque todo en Aguas Calientes está diseñado para succionar el bolsillo del turista, ver el amanecer en Machu Picchu no tiene precio. Sentarse y fumar un tabaco frente a las terrazas que alguna vez estuvieron cultivadas es algo único. Escuchar las explicaciones de los guías, conversar con otros viajeros, pegarte una ceja al borde del precipicio, seguir pichando coquita, tomar fotos, seguir caminando, imaginarte que el Juego te lleve tan lejos como para tener una mansión en medio de la nada; es como si por un momento el tiempo dejará de correr y lo único en movimiento fuera la imaginación.
Descansar un poco y de nuevo a caminar otra hora para poder subir al Waynapicchu, en donde por fin pude desayunar tranquilamente. Ya en la cima, con una vista tan increíble lo único que pude hacer fue respirar profundamente y decirle a lo más profundo de mi mente inconsciente: “¡No te mereces menos papá!”.

Una vez coronado Machu, era momento de visitar las ruinas del valle sagrado. Pisac, lo mejor en arquitectura después de Machu. Ollaytaytambo, en donde hice la prueba inca de virginidad a una señora de ochenta años, milagrosamente pasó tomando en cuenta que su hijo estaba alado. Moray, el vivero más psicodélico jamás construido. Chinchero, con ruinas sin turistas para mi solito. Qenqo, Pucapucara, Tambomachay y Sacsayhuaman; cada una con su encanto especial para terminar de regreso en el Cuzco a seguir disfrutando de unas vacaciones que parecían nunca acabar.

Finalmente mi viaje concluyó en un bus de regreso a Lima, con el culo hecho waffle, en donde en mi último día gaste hedonísticamente hasta el último sol que pude encontrar en mis bolsillos. Era ya hora de volver a mi lindo Ecuador. Esta vez con una visión un poquito más amplia de las cosas, con un poco más de humildad, con buenos recuerdos de un país lleno de mil colores, sabores y gente amable; y con un ánimo más renovado para empezar con furia el 2011.

Hustlin Game

Aquí te dejo algunos tips que te pueden ahorrar algunos dólares durante tu viaje:

  • En Lima los buses, o combis, no tienen una tarifa fija. Así que cuando te subas solo di “50 céntimos hasta…” y listo.
  • Si tienes tu carnet de la universidad asegúrate de que tenga fecha de expiración, caso contrario falsifícate uno (3-4 dólares en Ecuador, 10 dólares en Cuzco). Esto te permitirá ahorrarte al menos unos 100 soles tanto para Machu Picchu como para el boleto turístico. Y la entrada a los museos te saldrá a la mitad de precio. En mi caso, me falsifique un certificado en un café net de Cuzco por 1 sol para respaldar a mi carnet.
  • No pagues más de un sol por una hora de internet.
  • La forma más corta y cómoda de llegar a Aguas calientes, que es el pueblo en el que se debe hacer escala para ir a Machu Picchu, es vía tren. El pasaje más barato está a 66 dólares ida y vuelta. Las formas más económicas para llegar son tomando la rutas:
    o Cuzco – Ollantaytambo (5 soles) – Piscocucho (2,50 soles) y luego caminar 6 horas por las vías del tren hasta Aguas Calientes
    o Cuzco – Ollantaytambo (5 soles) – Santa María (20 soles) – Hidroeléctrica (5 soles) y luego caminar 45 minutos hasta Aguas Calientes.
  • Nunca tomes el primer tour que encuentres. En cualquier lugar hay al menos 10 opciones diferentes de las cuales escoger. En mi caso, nunca tome un tour.
  • No compres artesanías en Lima. Ni siquiera en Cuzco. La feria de Pisac es la más grande y económica del valle. Para comprar textiles visita Chinchero. Los precios son tres veces más baratos.
  • Si comes en la calle siempre pide la yapa.
  • Regatea absolutamente todo. Especialmente los taxis. Si el taxista no acepta no te preocupes, atrás vienen 5 más. No pagues más de 25 soles desde el aeropuerto hasta Miraflores.
  • Pilas con los cambistas, muchos tienen calculadoras arregladas, así que antes de cambiar tu dinero siempre ten hecha la matemática en tu cabeza. O cambia en casas de cambio certificadas.
  • Asegúrate que tus dólares no estén rotos, tengan marcas o sellos. Puedes tener molestias al momento de cambiarlos.
  • La mejor compañía de transporte en Perú es Cruz del Sur, también es la más costosa. Si quieres ahorrar utiliza Flores.
  • Si quieres conseguir artículos de “segunda mano”, en Lima visita Polvos Azules y en Cuzco el Baratillo en donde puedes encontrar celulares todavía con la oreja del anterior propietario.
  • En cualquier lugar hazte amigo de la gente humilde de la zona. A diferencia de las agencias de viaje ellos te darán la mejor información de comida, transporte y hospedaje que puedas encontrar.


    Sin más, me despido deseándoles a todos los lectores un feliz año lleno de éxitos y felicidad. Que el conocimiento que tenemos en nuestras manos nos dé todas las bendiciones que nos merecemos.

Saludos cordiales,


Mr. Hyde